http://stat8.blog.ru/lr/0c1262a13b5feea29ae9d25d0bedbd5
Repentinamente, algo me decía que mí Lucio, ya no era mí Lucio. Estudié su rostro ocultado por la oscuridad hasta alcanzar ver sus ojos, eran los mismos de siempre: el mismo color, el mismo tono y el mismo tamaño; pero una frialdad y una crueldad se desprendían de ellos. Fruncí el ceño tratando de entender el cambio de mi amigo.
-¿Qué te pasó? -pregunté retrocediendo instintivamente.
Repentinamente, algo me decía que mí Lucio, ya no era mí Lucio. Estudié su rostro ocultado por la oscuridad hasta alcanzar ver sus ojos, eran los mismos de siempre: el mismo color, el mismo tono y el mismo tamaño; pero una frialdad y una crueldad se desprendían de ellos. Fruncí el ceño tratando de entender el cambio de mi amigo.
-¿Qué te pasó? -pregunté retrocediendo instintivamente.
Comentarios
Publicar un comentario